sábado, 4 de abril de 2015

DEPRESIÓN

SABADO SANTO 

Quisiera seguir reflexionando en lo publicado ayer. Por eso transcribo aquí una carta publicada en El Mundo.  Escribe Jose Luis Carrasco Perera, catedrático de Psiquiatría de la Universidad Complutense de Madrid. No tiene desperdicio: 
"Señor director":
"Tras la tragedia del avión alemán va a ser improbable que reconozcamos padecer una depresión; a nadie le gusta que le miren como un potencial asesino. Con lo que daremos un trágico paso atrás en la lucha contra el estigma de las enfermedades mentales. Uno ha oído a comentaristas de la televisión  proponer la inhabilitación de los pacientes con depresión. El que lo dice no sabe que más del 35% de las personas la padecen a lo largo de su vida y quizás por ello no sale lo que dice".
 "Llevo muchos años asistiendo a pacientes con depresión y jamás he concebido que un paciente estrelle un avión lleno de personas porque está deprimido. La depresión es desolación, desvalimiento, tristeza, apagamiento, soledad y cansancio. La lucha interna del depresivo es entre su deseo de dejar de sufrir y sus creencias que le sujetan a este mundo. Las creencias y los valores del depresivo son la lealtad, el orden, el deber de hacer el bien y la escrupulosidad; y todo ello en grado exagerado. Es una lucha entre el dolor y la fe. Cuando la fe sucumbe, el depresivo se deja caer. Pero nunca se lleva por delante a gente inocente. Para eso hay que estar enajenado o delirante; o tener una psicopatía fanática. El delirante atiende a unas creencias extrañas que han invadido su mente y la controlan. El segundo, el psicópata, no cree en nada; su ira no tiene moral que la controle. Pero eso ya son otras cosas. Dejemos a los depresivos tranquilos, que ya sufren bastante. Y hablemos con conocimiento de los asuntos médicos". 




No hay comentarios:

Publicar un comentario